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Andrea Vera - Deportista, Futbolista


No lo podía creer, estaba muy feliz. Mi Padre había conseguido entradas para la banda que me encantaba. Era un 5 de noviembre del 2011 cuando Aerosmith se presentaba en el Estadio Olímpico Atahualpa de Quito, nuestra casa. En medio del concierto, mi Papá levantó la alfombra que cubría la cancha y me dijo “Ven, toca el césped, tócalo bien, porque un día vas a jugar aquí”. Yo era una simple jugadora que llevaba menos de un año entrenando con un club femenino no profesional. En ese entonces, no tenía muchas expectativas, no tenía metas pues no existía el fútbol profesional femenino, ni había modelos a seguir que te ayudarán a ver hasta dónde se podía llegar. Pero esa frase de mi papá llenó mi corazón, mi alma, mi cuerpo, mi todo de mucha esperanza y empecé a pensar más allá, a creer en mí, a visualizarme llegando lo más lejos posible. Fue en ese momento que se abrió una perspectiva nueva, tenía claro que las puertas del fútbol femenino no estaban abiertas, pero entendí que con mi talento, mi esfuerzo y el de otras jugadoras ayudaría a crear este cambio. Al cabo de un año, recibí la llamada del director de la Selección del Ecuador.


"Lo que realmente debes aprender es que la sensación de lograr un cambio es increíble y ¡vale muchísimo más que el dinero!"

Mi constancia y amor al deporte se lo debo a mi Padre, que siempre tuvo la frente en alto ante cualquier obstáculo. Cuando mi Madre quedó embarazada los dos estaban en la Universidad. Mi Padre además de estudiar y trabajar, entrenaba básquet profesional, una vez que llegaba a la casa, seguía estudiando. Hace poco me dijo que su fuerza y recompensa era llegar al hogar y verme. Él viene de una familia pobre y salió adelante sólo, cuando todo le decía que no.

A mi Madre le debo la fortaleza y el temple. ¡Qué mujer! Ella es Padre y Madre. Ella lo hizo todo por mi hermano y por mí; fue todo lo que tuvimos durante mucho tiempo. Si el día era negro, ella lo pintaba con colores vívidos. El mundo se podía venir encima, pero ella era nuestro techo. Una mujer tan fuerte que nada la derrumba. De ellos me quedo eso, el nunca rendirme, siempre intentar, por eso lo doy todo.

A mi Madre le costó un poco entender al principio que yo quería jugar fútbol, que mi amor es innato. Ahora sonríe recordando, cuando en el colegio me obligaban a estar en las clases de gimnasia. Las mujeres a la hora de Educación Física tenían que ir a gimnasia y los hombres a jugar deportes de contacto, deportes “masculinos”. Yo me fugaba de clases y me metía a jugar con ellos, y cuando me lo prohibieron, me escondía en algún baño hasta que la clase terminara. Me molestaba que todo lo que hacía una mujer tuviese que ser delicado, que la mayoría de las mujeres estaban siempre en la cocina. Me molestaba que en las películas que veía, siempre los superhéroes eran hombres, que rescataban a la mujer, la cual dependía de su príncipe azul para que le salvase la vida. Me molestaba la publicidad constante de mujeres en bikini o en comerciales de productos de cocina, limpieza o pañales. Y lo que más me molestaba y todavía me molesta, es la gente que te hace creer que el mundo no cambiará, que si quieres hacer algo es una pérdida de tiempo y solo te llevará a ahogarte en la frustración. Los que dicen esto son personas con pensamiento limitado. Lo que realmente debes aprender es que la sensación de lograr un cambio es increíble y ¡vale muchísimo más que el dinero!

"No dejes que la estructura de la sociedad limite la evolución de tu consciencia."

Aunque se me haya negado tantas veces jugar al fútbol, persistí. Después de que luché tanto por estar en la lista de jugadoras que viajaban a Brasil representando al país, me lesioné tres días antes de viajar quedándome fuera de esa selección, fue duro, pero seguí. Después de haber tenido una mala experiencia en Estados Unidos que me hizo regresar a mi país, no renuncié. Después de haberme caído tantas veces, me levanté para cumplir todo lo que me propuse y más. Seguí persistiendo porque nunca se me cruzó por la mente no seguir adelante porque para mí, este es mi alimento, es mi vida, es mi felicidad, es compartir, es ayudar, es aprender, es llegar a mucha gente, es estar viva. El esfuerzo te ayuda a acercarte a tus objetivos, pero creo que la clave para llegar a ellos es vivir en el momento y hacer las cosas de corazón.



Cuando eres arquera y no te escogen en un juego, hay un porcentaje muy bajo de que esto cambie. Aún así, nunca baje la guardia, es más, esos fueron los momentos donde entrené con más esfuerzo. No voy a mentir, es frustrante que no te escojan, te sientes ignorada, te preguntas ¿por qué todavía no estoy allí, si lo estoy dando todo? Pero todo el esfuerzo paga, un día empiezas a sentirlo, y por ende, la gente lo ve; ese es el momento escogido por el universo, el momento perfecto, para devolvértelo todo, porque cuando realizamos las cosas bien, en el momento menos esperado algo muy bueno llega y nos cambia la vida.


“El fútbol no te va a dar nada” me dijeron una vez. Al día de hoy, soy parte de la Selección Femenina del Ecuador desde 2012, he sido parte de dos Copa América, un Mundial, Juegos Panamericanos, obtuve mi título en Estados Unidos, mi Master en Italia, y ahora firmé con un club profesional de segunda división en España. Esto me lo dio el fútbol, me lo di yo por creer en mí y no acaba aquí. Quiero llegar muy alto, aún más alto, haciendo lo que me apasiona y para esto tengo que ser buena. Imaginate si para los hombres es difícil, para nosotras aún más que hasta ahora se nos está empezando a abrir el espacio. Entendí que en toda profesión hay cosas que toca hacer pero que no nos gustan porque nos producen pereza, frustración y en mi caso dolor físico, como: despertarme temprano, hacer ejercicio, entrenar así esté adolorida del día anterior, cuidar mi alimentación. Me dediqué a enamorarme de esas cosas y esto fue lo que contribuyó a crear una verdadera diferencia y a llegar más lejos. Además de eso también empecé a ponerle más atención como alimentaba no sólo mi cuerpo sino también mi alma y mi mente.


"Me dediqué a enamorarme de esas cosas que me causaban pereza y frustración y esto fue lo que contribuyó a crear una verdadera diferencia, a llegar más lejos."

Me falta por recorrer, me falta mucho por hacer, por aportar a esta sociedad, por transmitir y contagiar a otras mujeres a creer que llegarán a estar en el espacio que se merecen. Lucho para que cada vez haya más presencia femenina en cargos de autoridad, política y deportes. Eso lo logramos con educación y atreviendonos a aportar al cambio. Siempre debemos luchar por llegar a ser personas grandes; creo que lo logramos dando amor, siendo amables, brindando ayuda y conectándonos tanto con la gente como con la naturaleza, con el mundo entero.

Mi pelota es mi herramienta, mi juego es mi voz.


 

Escrito por: Andrea Vera

Publicado por: Valentina Tovar

Editado por: Andrea Chaves y Esperanza Perez


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