top of page

Ana Pinzon - Food stylist



@ana_pinzon_food_stylist

@alquilerutileria


Cuando estaba en el colegio, vi un artículo en el periódico sobre una señora que era Food Stylist y desde ese momento me enamore de este oficio. Empecé a investigar cómo podía llegar a hacer esto. Decidí que en Colombia estudiaría algo que tuviera que ver con fotografía y television para irme metiendo en el medio. Estudié medios audiovisuales en el Politécnico Gran Colombiano y de ahí empecé a trabajar en producción, en un reality que se llamaba Gran Hermano. Conocí a una de esas amigas de vida, quien en el momento planeaba irse para Argentina. Me llamo mucho la atención la idea de salir del país, entonces empecé a investigar quién en Argentina estaba haciendo Food Stylist. Encontré a tres mujeres y las contacté. Una me respondió diciéndome que ella no daba cursos, otra ni me contestó y la otra, Emi Pechar, me ofreció contactarla una vez estuviera de vacaciones en Argentina para asistir a una sesión de fotos. Con el apoyo financiero de mi papá, me aventuré a irme. En Argentina tuve el apoyo de mi amiga que me ofreció su sala. A los poco días de haber llegado a Argentina, llamé a Emi Pechar, que para mi sorpresa no tenía ni idea de que le estaba hablando, pero a lo ultimo me ofreció ir a observar su trabajo por un día. Cuando llegué, había cinco personas cocinando, esto fue una gran sorpresa para mí, ya que yo siempre había pensado que la comida realmente no era comida y que todo se trataba de hacer manualidades. En el taller de Emi, y por ende así es en el mío, se cocina lo que realmente es el producto y se maquillan los alimentos para que se vean apetitosos ante la cámara, todo esto asegurándose que el producto es 100% comestible. Mientras, las personas cocinaban la Food Stylist, Emi, organizaba la producción y cuando estaba lista, el fotógrafo hacía su parte del trabajo.





Como mi meta era quedarme, me ofrecí a hacer algo productivo, lavar los platos. Lavé de 8AM a 6PM, mientras miraba y preguntaba. Al terminar el día, Emi me deseo un buen viaje en Argentina. No me atreví a decirle que me había traído casi toda mi vida en dos maletas, pero aún así me fui envuelta de confianza, pues creo mucho en la buena energía y en el impulso que crea cuando haces las cosas con amor. Además, como siempre me visualicé siendo Food Stylist, sabía que de alguna forma lo iba a lograr.


Me fui y poco después recibí una llamada de ella, me preguntó que si podía ir al otro día. Duré trabajando con ella por diez años. Mientras trabajé con Emi, estudié gastronomía básica en el instituto Argentino de Gastronomia, IAG. Al terminar ese curso, seguí haciendo más cursos de cocina. Cuando tuve más dinero, me metí a estudiar carrera para Chef. Todo esto sin dejar de ir a donde Emi Pechar, donde observaba, preguntaba, aprendía y también aportaba, pues siempre investigaba lo que observaba y compartía lo que estaba aprendiendo. También aporte con las ganas que tenía de aprender de ella y el amor que sentía por lo que estaba haciendo, lo cual genera entusiasmo.


A los 9 meses me devolví a Colombia pensando que ya lo sabía todo. En poco tiempo, me di cuenta que no había acabado mi etapa en Argentina y me devolví. Esta vez mi papá me dijo, “muy bien señorita, te felicito que quieras seguir maquillando lechugas pero no te puedo ayudar con dinero”. Así, que llamé a Emi y le dije que quería volver, pero que necesitaba que me pagara. Creo que las cosas se dan a tu favor cuando se tienen que dar. En ese momento, Emi había quedado embarazada y fue el momento perfecto.


Años después cuando empecé a sentir que ya podía volar sola, empecé a analizar mis opciones. Quedarme en Argentina no era una opción, pues esto significaba hacerle competencia a la persona que adoro, admiro y con la que siempre viviré muy agradecida por haber creído en mí, por darme toda la confianza y los conocimientos. Casualmente, en ese momento me llamaron de Colombia con una oferta de hacer unas fotos para Jumbo. En Colombia había campo para explorar, así que decidí devolverme a tierra patria, otra vez con la cuenta vacía, pero con diez maletas o más llenas de sabiduría en Food Styling.



Lo que ganaba lo dividía en transporte, vivienda y para comprarme un prop (un plato, un vaso, etc.) y así fui creciendo poco a poco. El primer año, fue duro, las llamadas entraban tal vez, una vez por mes pero nunca desistí de mi sueño, me ayudé haciendo empanadas argentinas. En este proceso aprendí lo importante que es creer en ti, si yo no hubiera creído en mí, hubiera desistido. Al ver mi trabajo, otros fotógrafos empezaron a contactarme. Al año tuve que contratar un contador, fue en ese momento que me di cuenta que realmente tenía una empresa. Hoy en día tengo dos: Ana Pinzón Food Stylist, la empresa que produce todo los servicios de food styling, donde se crean todas esas fotos perfectas para redes sociales, libros, televisión y más; y La Bodega de Ana, mi segunda empresa, de utilería y props.


Le debo mucho a mi familia. En las primeras producciones se oía, “mamí pasame la cuchara de la abuela”, “tía prestame el plato de la prima”. Todos los props eran de mi familia y el equipo ha sido mi familia.



Me gusta cambiar roles, lo hago porque el respeto es algo muy importante para mí, creo que esto me lleva a entender a todos los que trabajan a mi alrededor. Vivir la sensación de lo que otros sienten te da coherencia para poder dirigir mejor. Además de tenerle respeto a las personas, le tengo mucho respeto a los alimentos, por esto no le hecho nada a la comida que la vuelva incomestible. Trata lo que haces como si fuera una persona, si lo tratas con amor, te responde con amor, pues todo es una cadena de energía.


Hay momentos que son difíciles pero nunca te vuelvas ese momento, porque cuando decimos: estoy triste; ok, estás triste, mas no eres tristeza y por ende, tienes la capacidad para no quedarte en este estado. Para ayudarte con esto, rodéate de gente que quiera ponerse la vida de sombrero.


La visualización a tus sueños es muy importante, pero para llegar a esta debes tener claridad en lo que quieres. Hoy visualizo nuevos sueños: donde “La Bodega de Ana”, es un estudio/taller para que otros aprendan o produzcan. Ahí estoy yo, asesorando que props usar bajo una linda musica. También me veo haciendo una revista o un libro de receta de mamá e hija por Ana Pinzon.


Mi ritual: hacer un carpeta de sueños. La mía está en el computador, saqué imagenes de food stylist, clientes felices y también de espacios de hogares que se asimilaban a como y donde quería vivir.


Por último, recuerda que la inseguridad siempre existe y llega siempre a tu cabeza preguntando: ¿por qué no hice esto así?, ¿por qué no dije aquello? Para ganarle a esa voz interna, siempre haz todo lo posible para hacer el mejor trabajo que esté a tu alcance. Cuando esa voz llegue, te podrás decir: hice todo lo que estaba a mi alcance para lograr el mejor trabajo posible. Entonces está perfecto!



Escrito por: Andrea Chaves

Editado por: Esperanza Perez

Publicado por: Andrea Chaves


19 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page